¿Aerolíneas o autoridades más eficientes?
Una aerolínea que tenía más de 30 años en el mercado no resistió y cerró sus operaciones. Actualmente sus directores dicen que volverán al mercado, pero el panorama es bastante sombrío.
Una crisis de las empresas aéreas nacionales que se repite constantemente
Cada vez que una empresa nacional intenta competir en el servicio de transporte aéreo tiene el mismo final: cierra operaciones. Los especialistas en temas aéreos reclaman al gobierno igualdad de condiciones para competir con el transporte terrestre, ya que las aerolíneas cargan con más costos de pólizas de seguros, sobrecostos aeroportuarios y costos de mantenimiento y capacitación técnica. Pese a que ambos servicios son afectados por la subida del crudo internacional, sólo el transporte terrestre es subsidiado por el Estado. Este es un tema que se repite con frecuencia, sin embargo hasta ahora no se encuentra la solución."Pasajeros de Aerocondor con destino a la ciudad de Tumbes, sírvase abordar el avión por la puerta de embarque número 4…" Quizá estas palabras no se vuelvan a escuchar más en el aeropuerto, tal como sucedió con Faucett, tal como ocurrió con Aeroperú, Aerocontiente y más recientemente con Wayra Perú. Pareciese que el destino de las aerolíneas nacionales termina siendo el mismo ¿acaso una fatalidad?Semanas atrás los presidentes de los principales gremios del turismo (CANATUR, APOTUR, APAVIT, APEA) alertaban de la crisis aerocomercial que atravesaba nuestro país.
El propio presidente de CANATUR, Eduardo Arrarte, pedía al Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) la inclusión de las empresas aéreas en el denominado Fondo de Estabilización del Precio de los Combustibles, debido a la excesiva alza del crudo. Sin embargo, el mismo presidente García y la ministra Zavala, pregonaban a los cuatro vientos que las empresas aéreas nacionales no atravesaban ningún tipo de crisis y que todo estaba en absoluta normalidad. Al parecer no se enteraban de las cancelaciones de itinerarios, de los despidos multitudinarios en las compañías aéreas internacionales, de los ceses de operaciones, o en todo caso no querían hacerles caso.
Privados vs. estatalesCual encuentro púgil, los representantes de los sectores privados y estatal lanzaban sus mejores golpes demostrando claras diferencias sobre el tema aerocomercial. Primero, el presidente de la CANATUR advertía sobre la crisis de las empresas aéreas nacionales, y conminaba a las mismas a convertirse en low cost para soportar el ventarrón. La ministra de Transportes y Comunicaciones, Verónica Zavala respondía enmendándoles la plana a las empresas aéreas diciéndoles que debían ser más eficientes. En respuesta, Carlos Palacín, presidente de la Asociación Peruana de Empresas Aéreas (APEA) indicaba que los precios de los pasajes aéreos se incrementarían, y que las aerolíneas dejarían de volar a rutas que no eran rentables, como medidas para reducir costos. Así sucedió, las aerolíneas Starperú y Aerocondor cancelaron la mayoría de sus rutas; pero posteriormente la segunda, dejó de operar definitivamente.Lo contradictorio del caso fue que el presidente Alan
García y la Ministra Zavala recalcaban que «las ventas de los boletos aéreos nacionales e internacionales se incrementaron en un 30% a comparación con el año 2007». Ambos funcionarios de cían que desde el año 2006 más pasajeros viajaban por avión y eso se medía porque las ventas se incrementaban cada año. Quizás lo que no le explicaron al presidente García y a la ministra Zavala fue que dicho incremento fue producto – en su gran mayoría – de que llegaron al Perú más turistas extran jeros durante los últimos cuatro años. Desde la década de los 80 casi ninguna aerolínea peruana ha operado diez años consecutivos en el mercado, la última de ellas que tenía más de 30 años de actividad dejó de hacerlo, igual que muchas. Por estos motivos, quienes hablaron sin pelos en la lengua fueron Luis Raffo, presidente de APOTUR, señalando que el principal responsable de la crisis era el Ministerio de Transportes y Comunicaciones por no darle la suficiente importancia al sector aerocomercial. Raffo también responsabilizó a la ministra de Comercio Exterior y Turismo por no tomar cartas en el asunto. Patricia Salas, ex presidenta de la Asociación de Empresas de Transporte Aéreo Internacional (AETAI) y especialista en temas aéreos fue contundente afirmando que las líneas aéreas nacionales no tienen las mismas condiciones de competencia con las empresas de transporte terrestre, ya que el servicio de transporte aéreo asume costos que el servicio de transporte terrestre no tiene; lo que sumado al alza del combustible, provocará la desaparición total de las aerolíneas nacionales.
Un futuro nada claroHace poco tiempo se dio en concesión un grupo de aeropuertos del sur del país, el año pasado se hizo lo propio con los del norte, el gobierno espera con estas medidas incentivar la inversión aerocomercial; sin embargo sucede todo lo contrario. Los inversionistas no se ven atraídos por nuestro mercado doméstico y considerando la enorme crisis mundial que se vive actualmente, será difícil que en el corto plazo tengamos nuevas aerolíneas operando.
Lo grave del asunto es que el gobierno no se apura con las soluciones, simplemente lanza nombres de compañías que «están interesadas en nuestro país», tal como lo hizo tantas veces, pero finalmente seguimos durmiendo el sueño de los justos. En cambio, como bien señalaba Patricia Siles, cuando se trata de temas de inflación y subida de precios, inmediatamente el gobierno se excusa en que se debe a la recesión mundial económica; pero al parecer no dicen lo mismo cuando las aerolíneas nacionales quiebran, despiden trabajadores, se pierden empleos, suben las tarifas o cancelan rutas. Ahí no hay crisis mundial que valga. El panorama es incierto, lo único que queda claro es que sólo persiste una compañía aérea grande operando y al parecer es suficiente para atender la pequeña demanda peruana. Este es un año donde las cumbres internacionales quieren poner en vitrina al Perú, destacando sus progresos y la estabilidad económica, puede ser una buena oportunidad para captar aliados o empresas que apuesten por el transporte aéreo nacional. Un claro indicador del progreso de un país es el incremento del número de personas que viajan por transporte aéreo, ojalá que este indicador crezca, pero que no lo disfracen considerando a los extranjeros que vienen para conocer Machupicchu. Esperemos que las compañías que aún quedan mantengan sus itinerarios, cumplan con sus horarios, mejoren su capacidad, conserven sus tarifas y no se vean devastadas por la severa crisis mundial que ya ha arrasado con muchas grandes compañías en todo el mundo. Sólo el tiempo lo dirá.
El propio presidente de CANATUR, Eduardo Arrarte, pedía al Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) la inclusión de las empresas aéreas en el denominado Fondo de Estabilización del Precio de los Combustibles, debido a la excesiva alza del crudo. Sin embargo, el mismo presidente García y la ministra Zavala, pregonaban a los cuatro vientos que las empresas aéreas nacionales no atravesaban ningún tipo de crisis y que todo estaba en absoluta normalidad. Al parecer no se enteraban de las cancelaciones de itinerarios, de los despidos multitudinarios en las compañías aéreas internacionales, de los ceses de operaciones, o en todo caso no querían hacerles caso.
Privados vs. estatalesCual encuentro púgil, los representantes de los sectores privados y estatal lanzaban sus mejores golpes demostrando claras diferencias sobre el tema aerocomercial. Primero, el presidente de la CANATUR advertía sobre la crisis de las empresas aéreas nacionales, y conminaba a las mismas a convertirse en low cost para soportar el ventarrón. La ministra de Transportes y Comunicaciones, Verónica Zavala respondía enmendándoles la plana a las empresas aéreas diciéndoles que debían ser más eficientes. En respuesta, Carlos Palacín, presidente de la Asociación Peruana de Empresas Aéreas (APEA) indicaba que los precios de los pasajes aéreos se incrementarían, y que las aerolíneas dejarían de volar a rutas que no eran rentables, como medidas para reducir costos. Así sucedió, las aerolíneas Starperú y Aerocondor cancelaron la mayoría de sus rutas; pero posteriormente la segunda, dejó de operar definitivamente.Lo contradictorio del caso fue que el presidente Alan
García y la Ministra Zavala recalcaban que «las ventas de los boletos aéreos nacionales e internacionales se incrementaron en un 30% a comparación con el año 2007». Ambos funcionarios de cían que desde el año 2006 más pasajeros viajaban por avión y eso se medía porque las ventas se incrementaban cada año. Quizás lo que no le explicaron al presidente García y a la ministra Zavala fue que dicho incremento fue producto – en su gran mayoría – de que llegaron al Perú más turistas extran jeros durante los últimos cuatro años. Desde la década de los 80 casi ninguna aerolínea peruana ha operado diez años consecutivos en el mercado, la última de ellas que tenía más de 30 años de actividad dejó de hacerlo, igual que muchas. Por estos motivos, quienes hablaron sin pelos en la lengua fueron Luis Raffo, presidente de APOTUR, señalando que el principal responsable de la crisis era el Ministerio de Transportes y Comunicaciones por no darle la suficiente importancia al sector aerocomercial. Raffo también responsabilizó a la ministra de Comercio Exterior y Turismo por no tomar cartas en el asunto. Patricia Salas, ex presidenta de la Asociación de Empresas de Transporte Aéreo Internacional (AETAI) y especialista en temas aéreos fue contundente afirmando que las líneas aéreas nacionales no tienen las mismas condiciones de competencia con las empresas de transporte terrestre, ya que el servicio de transporte aéreo asume costos que el servicio de transporte terrestre no tiene; lo que sumado al alza del combustible, provocará la desaparición total de las aerolíneas nacionales.Un futuro nada claroHace poco tiempo se dio en concesión un grupo de aeropuertos del sur del país, el año pasado se hizo lo propio con los del norte, el gobierno espera con estas medidas incentivar la inversión aerocomercial; sin embargo sucede todo lo contrario. Los inversionistas no se ven atraídos por nuestro mercado doméstico y considerando la enorme crisis mundial que se vive actualmente, será difícil que en el corto plazo tengamos nuevas aerolíneas operando.
Lo grave del asunto es que el gobierno no se apura con las soluciones, simplemente lanza nombres de compañías que «están interesadas en nuestro país», tal como lo hizo tantas veces, pero finalmente seguimos durmiendo el sueño de los justos. En cambio, como bien señalaba Patricia Siles, cuando se trata de temas de inflación y subida de precios, inmediatamente el gobierno se excusa en que se debe a la recesión mundial económica; pero al parecer no dicen lo mismo cuando las aerolíneas nacionales quiebran, despiden trabajadores, se pierden empleos, suben las tarifas o cancelan rutas. Ahí no hay crisis mundial que valga. El panorama es incierto, lo único que queda claro es que sólo persiste una compañía aérea grande operando y al parecer es suficiente para atender la pequeña demanda peruana. Este es un año donde las cumbres internacionales quieren poner en vitrina al Perú, destacando sus progresos y la estabilidad económica, puede ser una buena oportunidad para captar aliados o empresas que apuesten por el transporte aéreo nacional. Un claro indicador del progreso de un país es el incremento del número de personas que viajan por transporte aéreo, ojalá que este indicador crezca, pero que no lo disfracen considerando a los extranjeros que vienen para conocer Machupicchu. Esperemos que las compañías que aún quedan mantengan sus itinerarios, cumplan con sus horarios, mejoren su capacidad, conserven sus tarifas y no se vean devastadas por la severa crisis mundial que ya ha arrasado con muchas grandes compañías en todo el mundo. Sólo el tiempo lo dirá.
